miércoles, 25 de marzo de 2015

Carta de amor de un condenado a muerte

4 comentarios:
 
Dí luz a este cuento hace muchos años, muchísimos y aunque no es exactamente como vais a leerlo ahora (con el paso de los años lo he modificado) me siento muy orgullosa de él y me da un poco de miedo compartirlo con vosotr@s. ¿Por qué? Os preguntaréis, porque si no os gusta, o si no os toca como me tocó a mí cuando lo escribí y lo releí tiempo después es como un pequeño fracaso para mí.
Aún así, si no me arriesgo...¿de qué me servirá tenerlo guardado en un cajón?
Aquí os lo dejo, con el corazón en un puño, porque aunque sea una bruja mala, tengo corazón jejej
(Se lo dedico a una compañera de trabajo, Luz, que cree en el amor de una forma que me hace sonreír, sin sombras)

Carta de amor de un condenado a muerte


Hoy día 16 de junio del 2006, es el día de mi ejecución.
Esta es mi primera y última carta y en ella quiero que sepas que aunque he tenido posibilidad de escribirte, no lo he hecho por miedo, porque la vergüenza me paralizaba, pero hoy estoy preparado porque mi alma siempre te ha pertenecido y debes saber lo que hay en ella.

           Recuerdo el día que te conocí ¡Estabas preciosa! ¿Sabes? Pensé que jamás podría tener algo contigo ¡Dios, te veía tan inalcanzable! y fíjate, dos años después eras tú quien me invitaba a salir...

Llevo 1080 días encerrado en este lugar y hubieran sido un completo infierno sin tus recuerdos; que han llenado mis meses, mis semanas, mis días. Has sido mi vida en este lugar.
Cada mañana me levanto con la esperanza de sentirte a mi lado, pero cuando abro los ojos y siento el frío que me envuelve me doy cuenta de la cruda realidad. ¿Sabes lo que más echo de menos entre las rejas de esta prisión?
El olor de tu pelo, el color de tus mejillas y tus labios carnosos. Acariciar la suavidad de tu cuerpo y los estremecimientos que me producías al susurrarme al oído.
Cuando cierro los ojos me esfuerzo en recodar tu sonrisa; esa que tanto me gustaba. Y aunque lo consigo, me da miedo echar a perder ese recuerdo si en los últimos días de mi vida permito que la tristeza y el miedo se impongan y la olvide.
Echo de menos la ternura de tus ojos cuando me mirabas, tu carácter explosivo ¡me reía tanto cuando te enfadabas conmigo! Y tú pasión, única e infinita.

Busco entre el cemento de la celda los rayos del sol y el recuerdo del azul del cielo, pero lo hago en vano porque mi vista tan solo alcanza a ver una cuadricula de cemento gris de un patio abandonado y triste. He olvidado los colores de la vida. Ahora no hay azules, verdes o rojos. Todo es vulgar y sombrío e incluso añoro el rosa y por eso mismo, no puedo parar de reír mientras escribo esto. Ironías de la vida, supongo. 
No consigo recordar, ni siquiera en sueños, la sensación de la lluvia cayendo sobre mi cuerpo, pero si tu risa cuando nos sorprendía un aguacero en mitad de un paseo ¡Has sido siempre tan loca y feliz!

Aquí las noches son gélidas y aunque me arropo con las mantas ásperas de la prisión, nada se puede comparar con tus brazos, envolventes y cálidos. El frío ha calado en mis huesos e intenta devorar, junto con la desidia y el olvido que habitan cada rincón de esta prisión, los recuerdos alegres. Pero es imposible que a ti te lleven. Me lo han robado todo, pero no mi memoria. No mi amor por ti. 

Necesito pedirte perdón ¡Por favor, perdóname!
Si cierro los ojos lo revivo todo como si fuera ayer. Llovía, e irrumpieron en la habitación como en una película de acción. Estábamos en un país extraño, muy alejados  de nuestro nido y nuestra familia. Solos. La promesa de una luna de miel dulce se volvió ácida. Resquebrajaron nuestros sueños.
Aún veo el miedo en tu rostro cuando me pegaron y esposaron. La pena y el desamparo se reflejaban en tus ojos cuando me alejaron de ti y te encontraste sola en una habitación de hotel demasiado bonita para una situación como aquella. Tus lágrimas han sido mías desde entonces, aunque yo no era ni soy culpable.

Te he causado mucho dolor y me arrepiento de rehuir tus ojos cuando viniste a verme al calabozo. Estaba avergonzado. Tu voz desgarrada, cuando me decías que conseguirías sacarme de allí me persigue en sueños por el dolor que sentía en ellas. Pero ya entonces sabía que era imposible, los había oído hablar, era y soy una cabeza de turco. Este mundo lo mueve el dinero y, amor, hemos sido ricos en corazón, pero no en billetes. 

Cuando leas esto no quiero que te sientas culpable por no haber venido a verme en todo este tiempo, estoy seguro que has intentado devolverme a tus brazos hasta que finalmente, has sido consciente de que era una empresa destinada al fracaso. Pero rezo, rezo aunque sabes que no creo en dioses de ningún tipo para que no hayas flaqueado y dudado de mi ¿lo has hecho? ¿Has dudado de mi inocencia? ¿Has creído algo de lo que dijeron? Soy sincero si te digo que me da igual y que te quiero por encima de las dudas y los recelos. Pero no pretendo rebelarme contra algo que ya tengo asumido y lo más importante, necesito que sepas que te amo y que estas líneas cargadas de recuerdos, de cariño hacia la vida y de amor hacia ti son mi legado. El último regalo que puedo darte, la última muestra de amor.

Me quema por dentro la necesidad de rozar tus labios y beso al vacío si cierro los ojos y te imagino frente a mí. Eres lo más grande que he tenido y tendré en la vida.
No somos eternos, amor. Nuestra existencia es efímera y hay que disfrutar con pasión todo lo que hacemos y sentimos. Eso es lo que deseo para ti.
Deléitate con todo lo que te rodea. Ama de nuevo y maravíllate con las cosas bonitas, lo mereces todo. No volveré a estar a tu lado, pero cuando estés triste o te sientas derrotada imagina que te abrazo, porque es lo que haría si pudiera, hasta que otra persona ocupe mi lugar y te ame como yo ya no podré hacerlo. Deseo que encuentres a alguien que te haga enterrar bajo llave los malos momentos, las derrotas de la vida y las decepciones, superponiendo a todo sonrisas y amor.
Nunca he creído en el más allá, pero lo haré por ti porque lo único de lo que me arrepiento en esta vida es de no haberte amado el tiempo suficiente y no poder envejecer a tu lado; por eso, espero que tengamos otro momento, en un lugar diferente, quizás en una época distinta.
Mientras tanto, te estaré esperando, amor.


Recordar, los derechos están reservados. 

4 comentarios:

  1. Guau!! que carta! me gusto Selena, me parece bien que te arriesgues, en esta vida hay que intentarlo...(je yo me di cuenta un poco tarde pero bue..) pero se ve que venis trabajando desde hace mucho, a pesar que recien estoy entrando en este mundo cibernetico, espero poder seguir participando mas...todo lo que te puedo decir me gusto mucho y esta muy bueno...
    A mi en particular me genero saber mas del pobre condenado (jajaes algo en mi que no puedo evitarlo, siempre me pasa cuando leo) y me hizo a cordar a hechos de mi pasado, cuando comenze a crear personajes, algunos fueron con cartas.. y esta me trae esos tiempos... me gusta la idea de que a travez de la escritura, uno tiene sensaciones y esencias que nos conectan...
    Segui asi... :)

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    1. Muchas gracias y espero que sigas entrando por aquí de vez en cuando ;-)

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  2. Has hecho lo más difícil: escribirlo y me parece magnifico, ahora recoge los frutos, sigue no abandones, tu mensaje es muy optimista.

    Besos fuertes,

    tRamos

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    1. Gracias Tramos, mensajes así me emocionan y me animan a continuar ;-)

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