Querido
desconocido, no nos han presentado, quizás ni siquiera te hayas fijado en mi,
pero yo a veces te veo por el rabillo del ojo.
No se tu edad, ni tan si quiera tu
nombre completo.
Me pregunto de que signo serás;
bueno, en realidad no me lo pregunto, pero estoy segura de que si algún día
hablamos me lo dirás o yo misma te lo preguntaré, para rellenar algún silencio
o por temor a dejar de hablar y que te aburras.
No sé quien eres, pero a veces te
echo de menos y parcelas de mi piel se erizan de tan solo pensar en todo lo que
podríamos hacer juntos.
Hace poco leí un libro que hablaba
de las autopsias sexuales y desde entonces, creo que pienso mucho más en ti...
En el libro el protagonista cuenta
que cada cinco años deberían de practicarnos una autopsia sexual, estando vivos
pero inmóviles, dejándonos observar por un profesional para qué "nos dijera qué parte de nuestro cuerpo no había
sido acariciada; cuántos besos habíamos recibido; si había sido más querida una
mejilla o una ceja o una oreja o los labios...
...que
alguien, tan sólo mirando nuestros dedos, supiese si habían tocado con pasión o
simplemente por rutina. Si nuestros ojos habían sido mirados con deseo o
nuestra lengua había conocido muchos congéneres..."
Querido desconocido, al igual que el protagonista de la
historia, creo que me daría miedo que alguien, con tan sólo mirarme fija y
atentamente me dijera tantas cosas íntimas. Aunque estoy segura, si me
observaras bajo una luz tenue, de que tú mismo podrías captar cada una de esas
señales y de que mi cuerpo, sexual y emocional, acabaría siendo un libro
abierto para ti.
¿Me
daría miedo si fueran tus ojos lo que me recorrieran? ¿Tu mirada sería más
caricia que exploración? ¿Sentiría frío frente al escrutinio? ¿Calidez?
Ahora
que lo pienso creo que se me ocurren algunas cosas que contarte para que me
conozcas algo mas:
Un
chico, una vez, consiguió ponerme a mil acariciándome la mano derecha, algo tan
simple como una caricia; no me ha vuelto a ocurrir.
Y si
pienso en manos, inmediatamente me pregunto que caricias relevantes ha hecho mi
mano izquierda; soy zurda, por lo que es normal pensar en la izquierda y no en
la derecha. No recuerdo ningún momento en especial, así que supongo que por eso
mismo mis dedos se agitan a veces ¿crees que podrías mantenerte quieto mientras
dejo que la yema de mis dedos deambulen por tu piel contando lunares? Creo
sinceramente que los lunares son las constelaciones del universo en nuestro
cuerpo, es bonito pensar que una parte del firmamento puede leerse en la
piel.
La
comisura de mi boca recibió un beso hace muchos años que olía a césped y era
tan inocente como lo puede ser un primer beso. Mi cuerpo no ha vuelto a sentir
esa mezcla perfecta entre confusión, placer y el aliento de otra persona mezclándose
con el tuyo en un contacto de labios vacilante.
Hay una
zona en mi cuello que ha recibido grandes atenciones; pequeños mordiscos y
grandes besos que me han tentado a la máxima potencia. Supongo que esa zona de
mi cuerpo, en la autopsia sexual, debería tener un color púrpura oscuro
precioso.
Me
pregunto si alguna parte de tu cuerpo ha recibido más atenciones que el resto o
si tendrás una parcela de piel más sensible y si te producirá cosquillas o
simple y llanamente placer. Da por seguro que disfrutaría buscándolas.
Querido desconocido, mis labios aún tienen mucho que
contar, mucho que besar y mi cuerpo mucho que sentir, además de todas las
parcelas de piel que están por descubrir; por lo que espero y deseo que a ti no
te las hayan conquistado todas y hayas reservado alguna para mi.
Por
cierto, tengo unos pulmones delicados, pero resisten las carcajadas a pleno
pulmón, los suspiros más intensos y las inspiraciones como respuesta a sorpresas
increíbles.
Posdata:
Espero que algún día nuestras miradas se encuentren, pero no cuando estemos
preocupados o con la mente en mil y un tema, ya se sabe que la vida es muy
puta; pero quiero verte de verdad, no por el rabillo del ojo, reconocerte como
al desconocido al que dedico esta carta y que me veas y sientas curiosidad por
algo más de lo que perciban tus ojos.
*El
fragmento escrito en otro color pertenece al libro de Albert Espinosa “Todo lo
que podríamos haber sido tu y yo si no fuéramos tu y yo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario