martes, 28 de noviembre de 2017



Estamos rodeados de personas a todas horas, todos los días de la semana, a lo largo de los meses y los años, pero del número de individuos que se cruzan en nuestras vidas, tan sólo una pequeñisima parte consigue ver de verdad lo que somos. Y de ese ínfimo porcentaje con la capacidad de visión, nosotros, tan sólo estamos capacitados para ver a un puñado de ellos, para sentirlos de verdad y catalogarlos de únicos, a pesar del tiempo y la distancia.

Queridos lob@s y bruj@s sigo viviendo una etapa de cambios, el camino hacia los treinta es lo que tiene y mis divagaciones siempre acaban aquí:

Obviamente esas personas no llegan en la misma época, ni siquiera en situaciones parecidas.
Cada uno ganará una parcela de tu interior, o la perderá según las decisiones que se vayan tomando. Algunos harán salir a la superficie facetas de ti que te asustan, con otros rozaras los límites de creencias, moral y ética; también los habrá con los que adquiriras conocimientos que abrirán los portones de tu mente, dejando entrar experiencias nuevas o conocimientos que te harán crecer.
Los habrá con los que te rías y la felicidad fluirá, aunque no dure eternamente. Y los que dibujaran una burbuja que hará el tiempo eterno y demasiado corto, todo mezclado en un popurrí perfecto y delicioso.
También llorarás con esas personas que han conseguido traspasar tus capas de protección, quizás por que han decidido irse, o no les queda otro remedio; o por preocupación y tristeza ¡quién sabe!
Pero ese puñado de gente marca tu vida, y te roza los dedos al caminar mientras comparten parte de su destino.
Son seres únicos en los que las miradas lo dicen todo, porque os entendéis a otro nivel.
Pero incluso aunque haya ese entendimiento todos existimos en este mundo con un lastre que vamos cargando y haciendo mas grande o pequeño según sepamos contestarle a los palos que nos da la vida.

Esta entrada no sólo trata de esas personas fantásticas que tocan nuestras vidas, trata de los defectos y la carga que cada uno de nosotros cargamos; de los requisitos para vivir con miedo, porque todos tenemos fantasmas que conquistan nuestras cabezas en los días tristes, aullando desde los recovecos más oscuros, tirando de cadenas que nos encorvan la espalda y nos impiden sonreír; levantando el polvo del pasado, impidiéndonos ver más allá, haciéndonos incapaces de sentir el presente por la capa de mugre con la que nos cubren. También hay monstruos, que de tanto cumplir años ya no duermen bajo la cama, sino a nuestro lado; nos acarician la espalda en las noches que no conseguimos dormir, enumerándonos entre susurros errores y todo lo que nos atemoriza  hasta que sale el sol, y cuando miras alrededor con los primeros rayos de luz, no encuentras ni monstruos ni fantasmas, pero presientes sus sonrisas en los rincones, su frío tacto en la nuca cuando te sientas en el colchón intentando quitarte el entumecimiento del miedo de la piel y de los huesos. Te pones de pie, y es un nuevo día, pero hay una sombra que lo invade todo y esa sombra nos acompaña allá donde vamos.


Hay que ser valiente para levantarse algunas mañanas y aún más para amar a los que te rodean y que ellos sean conscientes de ese amor. De amar de forma sana, a pesar y por encima de las maletas que portamos llenas de recuerdos y experiencias, no siempre positivas.
Hay que ser valientes para mirar a la cara de aquellos que amas y aceptar que son tan humanos como tú. Que fallaran, que no cubrirán tus expectativas, porque las expectativas son creaciones culturales, pero que si están a tu lado es porque te aportan vida, con la que adquieres sabiduría.

Te ayudaran a crear felicidad, porque ellos, por si mismos no lo son, lucharán contigo para conseguirla, porque la felicidad es un estado de ánimo, tan cambiante como las corrientes de aire y quizás las tristezas sean menos tristes si esas personas únicas están a tu lado; aunque sus monstruos los agoten, aunque tus fantasmas te hagan llorar, y es que el miedo no necesita de requisitos especiales para presentarse en tu vida, te coge de la mano cuando tienes algo que perder. Y te sacude para que no avances.
Y las decisiones que tomas bajo la presión del miedo, te aleja del camino de esos individuos que aportan a tu vida una visión nueva, de ti mismo y del mundo.
Y ese miedo, que también eres tú, hará que te olvides de lo que significa vivir, de lo que es arriesgarse para disfrutar de una tarde de risas, o de un tembleque de piernas cuando dices que si a ver a alguien que llevas tiempo sin sentir cerca, tan cerca que tu piel vibra.
El miedo no deja entrar a personas nuevas que se cruzan en tu camino; si no que mantiene la vista fija en el frente y hace como que no ha visto nada. Y se pierde una experiencia, o una explosión de emociones.
El miedo no te deja tomar decisiones, porque tu no llevas las riendas cuando dejas que el lo controle todo. Congela sueños, proyectos; sólo te permite andar, poner un pie por delante de otro en cada día que pasa. Y te lo permite porque es como respirar, una acción inconsciente como método de supervivencia.
Lo pospones todo, el corazón deja de acelerarse ante las sorpresas, porque no las hay; las respiraciones no se aceleran, porque no permites que nadie se acerque lo suficiente como para crear ese estado de agitación en ti. Y al final, en algún momento, una parte de ti añorará un cambio, una chispa que encienda el fuego que llevas dentro o que tuviste. Lo desearás de verdad y antes o después, llegará alguien o ocurrirá algo que aireará tus fantasmas, dará a luz a tus monstruos, acojonará a tus miedos ¡pero claro! no llamará a la puerta, no se presentará habiendose anunciado antes y tu existencia se tambaleará porque lo deseas, pero no estarás preparado. O si.
Y tendrás que decidir si aceptas la prueba o no, si te lanzas a buscar movimiento, a buscarte a ti mismo de entre demonios, monstruos y fantasmas.


No se necesitan requisitos para tener miedo, pero si se necesitan para actuar, porque si lo haces, serás consciente de que tomarás decisiones y tomarlas significa equivocarse, o no.
La incertidumbre acojona, a nadie le gusta fallar; elegir una opción que te lance al vacío de lo incierto, de lo no programado. Y si a esa nueva ecuación le añades un buen número de personas, imagina las probabilidades de que nada salga como deseas.
Y es entonces lob@s y bruj@s cuando vuelvo al comienzo de esta entrada, cuando hablo de las personas especiales, de esa gente única que remueve partículas de ti que ni conoces.
Que sacan los más bueno, que te enseñan la mejor cara del mundo, porque aunque no lo creamos, este mundo que hemos creado tiene su parte positiva. A veces.
Te esforzaras por aceptar las luces y los monstruos que se agitan en tu mente y te darás cuenta de que sin miedo tampoco se puede vivir, porque es un sentimiento intrínseco, que nos forma y moldea, porque sin el no hay coraje ni resorte que nos haga saltar.
Yo, una bruja que se siente menos bruja cuando se paraliza ante el miedo, siento que necesito a esas personas que consiguen hacer bailar a mis emociones, buenas y malas. Necesito ver ante mi la encrucijada de los caminos que puedo andar; decidir y fluir intentando ser fiel a mis convicciones, que se tambalearan, crecerán o derrumbarán ¡quien sabe!
Enfrentarme al miedo y quererme feliz, libre, completa. Amando sano y aceptando los monstruos y fantasmas de quienes tienen trozos de mi, porque yo misma he regalado cachitos. Y entendiendo a los míos propios, para darles la importancia justa, pero no mas de la que se merecen.
Esta reflexión no viene a la ligera, soy una persona miedosa, pero no de la oscuridad, o las arañas, las alturas o los payasos. Soy miedosa de la vida, una acojonada de vivir.
Y aun así, aquí estoy, hablando de eso que me paraliza y siendo consciente de que quiero luchar contra ello, de que quiero conocer a esas perlas que se cruzan en mi camino y profundizar en las que ya me rodean y que me ayudan a ver todo lo que puedo llegar a ser.

Tengo una docena de sendas ante mi, el miedo vibra bajo mi piel cuando tengo que elegir. Los fantasmas gritan, los monstruos bailan, los demonios sonríen ante mi temor, pero me estiro y me hago más grande, miro a mi alrededor, agarro con fuerza la escoba, me apreto la coleta y...fluyo.






Lob@s y bruj@s, estamos a cuatro visitas de las 20000. Muchas, muchas gracias. Me encantaría leer lo que opinais sobre el miedo, sobre las personas que nos rodean y todo lo que nos ayudan y ayudamos.
Yo tengo mucho que agradecer, incluso a gente que no lee este blog ;-)


P.D. Todas las imágenes son de la artista Chiara Bautista.













domingo, 5 de noviembre de 2017

Llego tarde para hablar de esta iniciativa, lo sé, lo sé, pero para los amantes del terror o temas hallowenenses (como yo los llamo) nunca es tarde para conocer la oscuridad que albergan otros blogs.


La iniciativa la creo Un chicle en la repisa (ya os hablé de ella en una entrada anterior) y pretende promover el contacto entre blogs que tratan el tema del terror o dedican en algún momento del año una entrada a eso mismo.
Cuando digo terror, digo misterio, o temas relacionados con halloween, ya sean leyendas, películas, series...

Reconozco que me parece muy interesante, ya que los blogs no los encuentras debajo de las piedras (o al menos a mi no me pasa asi) los voy encontrando por casualidades de la vida y por eso mismo os traigo la iniciativa.

Así que pasaros por el blog de Lorena y disfrutar de los contenidos del resto de blogs ;-)












 
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